
Más de diez aldeas recibieron a los misioneros jesuitas y jóvenes provenientes de diversos rincones del país. El pueblo de Santiago abrió sus puertas desde el viernes de concilio, recibimiento de los misioneros, búsqueda de colchonetas y preparativos para las comida de los muchachos.

El grueso del grupo llegó el día sábado previo al domingo de ramos, 27 jóvenes en total, 11 jesuitas escolares y 2 presbíteros conformamos el grupo de misión.
El día sábado transcurrió entre la espera de los que faltaban y la concreción de distintos detalles que aún faltaba por resolver.

A los jóvenes que venían desde Mérida con el jesuita Gerardo Rosales, hubo que buscarlos en la ciudad de Trujillo 3 horas ida y vuelta. Llegaron a Trujillo hacia las 7 de la noche, ya en Santiago estábamos a las 9 y 30.

El jesuita Robert Rodríguez, S.J, fue el encargado de coordinar el campamento, sirvieron de apoyo el P. Danny Socorro S.J y Aníbal Lorca S.J. El P. Dizzi Perales, S.J, nos alegró y animó con su presencia por segundo año consecutivo.
Los misioneros se dirigieron a sus respetivos lugares de misión, para vivir la semana santa entre las gentes de cada una de las aldeas y caseríos que le fueron encomendados junto a un jesuita que sería el responsable del grupo.

El sábado santo, mientras iban llegando los misioneros, algunos de los jesuitas que ya habían llegado se reunieron para empezar a compartir los procesos que seguirían los jóvenes que estaban dispuestos a continuar con nosotros.
Al llegar todos los misioneros los jóvenes se reunieron para compartir sus vivencias, al mismo

En el cierre de la experiencia que es la participación en la misa de pascua, estuvo cargada de sentimientos y vivencias en torno a la experiencia vivida, al compartir con la gente y su fe sencilla y humilde.

Agradecidos al P. Carlos Valecillos, Párroco de Santiago de Trujillo y toda esa bella gente de nuestro querido pueblo.
Escribe; Johnnathan Giménez S.J
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