9/6/10

Católica del Táchira, Universidad de Frontera

Con una matrícula cercana a los 10 mil estudiantes, la Universidad Católica del Táchira dirige sus pasos a su conversión en la gran Universidad de la Frontera. Se trata del centro de educación superior más antiguo del Táchira y con un compromiso social bien entendido.



P. Arturo Sosa Abascal. S.J


Con una matrícula cercana a los 10 mil estudiantes, la Universidad Católica del Táchira dirige sus pasos a su conversión en la gran Universidad de la Frontera. Se trata del centro de educación superior más antiguo del Táchira y con un compromiso social bien entendido.
Es la institución de estudios superiores del sector privado, con los más bajos costos, incluso sus mensualidades son inferiores a las de algunos colegios de primaria y bachillerato.

Hacia el Occidente de la ciudad se levanta el nuevo parque universitario de la UCAT y su capacidad de expansión pareciera que no tiene límite.

El sacerdote jesuita, Arturo Sosa Abascal, miembro de una acrisolada familia caraqueña, transita el sexto año por el Rectorado de esta Universidad y ha continuado, de la mejor manera la obra iniciada por sus antecesores, pero con afán, con prisa.

Culto, inteligente, pero fundamentalmente sencillo, el padre Sosa goza de una sólida formación académica alcanzada en centros del país y el exterior. Una de sus confesiones tiene que ver con la sorpresa que causa el tener pocos estudiantes colombianos.

Hace parte del reducido grupo consejero del padre Adolfo Nicolás Pachón el superior general de los Jesuitas.

¿Usted quiere convertir a la Católica en la Gran Universidad de la Frontera?

Vamos a quitarle lo de Gran. Vamos a decir que queremos convertir a la Católica en Universidad de Frontera. Creo que para los que viven en el Táchira y para los que vinimos a vivir al Táchira, es una experiencia distinta en el país de la que tiene el resto de los habitantes venezolanos que no viven en frontera. Incluso difícil de comprender y no basta estar situado en la frontera, para ser de frontera.

La Universidad Católica del Táchira, digamos, desde sus orígenes, ha estado vinculada al estado Táchira. El obispo fundador, monseñor Alejandro Fernández Feo siempre tuvo en mente la idea de acercar la universidad a los tachirenses, porque como no había otra oportunidad de estudios universitarios, era una forma distinta de estudiar.

Los jesuitas tienen el servicio en la frontera como apostolado. Se que van a Guasdualito, La Victoria, El Nula a preparar profesores de secundaria de esa zona fronteriza, para mejorar la academia. ¿Cuál es el propósito real?

Es el mismo: consolidar esos lazos humanos. Creo que un porcentaje altísimo de los problemas de la frontera, tiene que ver con la ausencia de humanidad y en este aspecto lo que más se ve es el tema de la violencia, y la ausencia del Estado que debe estar presente de una manera mucho más eficaz, y no sólo de la Fuerza Armada, sino de todas las instancias del Estado.

Para resolver un problema judicial, por ejemplo, el Tribunal más cercano lo tiene a cientos de kilómetros; uno de los elementos claves en ese proceso es la educación. Si logramos, a través de la educación, consolidar esas personas que se comprometen con su vida en la frontera.
Muy pocos colombianos

Son muy pocos los estudiantes colombianos ¿Qué pasa?

No tengo respuesta a esa pregunta y también me la he hecho muchas veces. Creo que tiene que ver con varios factores: uno de ellos el sistema universitario venezolano y quizás también colombiano, que todavía son sistemas demasiado vistos hacia adentro de cada nación, que no son flexibles, que no están pensados en términos de la integración de los países.

Nosotros tenemos una facultad de Derecho que quizás es la más conocida y es la única en la zona del suroeste venezolano, pero un abogado venezolano se gradúa y no conoce Derecho colombiano; en consecuencia al estudiante colombiano no le conviene venir a estudiar aquí porque está demasiado centrada en el Derecho venezolano y eso le crea limitaciones para el ejercicio de la profesión allá.
Área de posgrados

Es evidente que un abogado venezolano es diferente a uno colombiano, en materia de formación, pero por otra parte he visto a estudiantes venezolanos, incluso egresados de esta Universidad en estudios de posgrado. ¿Eso no se podría hacer aquí?

Desde luego que sí y no sólo que lo podemos sino que queremos hacerlos aquí. El sistema universitario venezolano tiene que dar pasos importantes en esa dirección, tiene que flexibilizarse. La diferencia entre universidades públicas y privadas también es grande en esa flexibilidad. Es una de las tareas pendientes a corto plazo.

Sorprende el crecimiento de la planta física de la UCAT. ¿Cómo obtienen los fondos para la infraestructura de una obra que es gigantesca?

La universidad ha crecido con sus propios recursos y del aval. Habría necesidad de buscar otro apoyo. Ha tenido desde hace muchos años la preocupación por adecuarla.

El terreno en donde se está desarrollando el nuevo parque universitario se adquirió en 1994. Obviamente la universidad tiene planta física porque tiene algo qué hacer, algo que decir, pero la planta que hemos tenido tradicionalmente la conocimos en Barrio Obrero como “Loma del Tejar”.

La construcción de la nueva sede ha sido costeada con los ahorros de la Universidad y con los préstamos que se nos han concedido.
Accesible

No queremos tener una universidad costosa, desde el punto de vista de la mensualidad, sino que tenga calidad, a la que puedan acceder todos los estratos sociales de la región.

Hay cifras que llaman la atención: en el último estudio que hicimos, el cinco por ciento de nuestros estudiantes son hijos de buhoneros (trabajadores informales) y eso qué quiere decir, que el tachirense quiere que sus hijos estudien. Si un buhonero destina buena parte de su ingreso para que su hijo estudie, quiere decir, que hay un gran interés por prepararse y que la Universidad lo hace posible.

¿Se había planteado una matrícula tope de 10 mil estudiantes, a largo plazo. No obstante parece que esa cifra ya se está alcanzando?

Ojalá lo logremos el próximo año. Este período 2009/2010, alcanzamos una matrícula de 8600 estudiantes en Licenciatura, a eso hay que sumarle unos 500 y tanto estudiantes de posgrado, lo que nos da más de nueve mil estudiantes.

Pero tenemos que mejorar la parte cualitativa. Ya en San Cristóbal la oferta universitaria inicial es bastante alta; en San Cristóbal hay unos 25 institutos universitarios entre universidades e institutos, pero no hay una buena oferta de postgrados y en este momento la Licenciatura no es suficiente; en este momento la formación universitaria exige el cuarto nivel y es ahí donde debemos ser audaces y pioneros en ofrecer muy buenos postgrados.
Abrir el abanico

Estamos ofreciendo en este momento Doctorado en Derecho en combinación con la Central y también queremos ampliar la oferta a nivel de pregrado. En la zona hay carencia en el área sociología, en Economía no hay alternativa a nivel de licenciatura.

Eso es lo que llamo enriquecimiento cualitativo, ampliar la oferta académica para que haya mayores oportunidades. En el área de la salud también habría oportunidad de hacer muchas cosas, sobre todo a nivel de Técnico Superior. Ahí hay que trabajar duro y eso es lo que antes mencionaba, de la necesidad de transformar el estudio electivo de estudios.

¿Podríamos decir que el crecimiento académico va en dos sentidos: mejorar el producto con posgrados y abrir el abanico a nuevas carreras?

Así es y un tercer sentido que es la flexibilización de los estudios para que eso sea de verdad un motivo de movilización e internacionalización para mejorar el currículo, para que le permita a un profesional que se gradúa en el Táchira, estar en cualquier parte del mundo como un profesional de primera línea.

Entiendo que de universidades e institutos de educación privados, la que mejor paga es la UCAT. Más sorpresas.

En este momento el pago universitario es muy malo, incluyendo las públicas. Somos los que mejor pagamos, porque hemos tenido la convicción de tener los mejores profesores. Queremos equiparar sueldos con las universidades públicas, pero no es fácil, pero ciertamente hemos hecho un esfuerzo para que el profesor que trabaja en la Universidad, o el empleado o el obrero se sienta que la universidad es su vida, para que se comprometa con un proyecto y para eso se busca tener la mejor solidaridad.

Todo eso nos lleva a decir una cosa obvia y es que la Universidad tiene una buena administración.
Mejor entendimiento

La frontera colombo-venezolana, la que limita con el Alto Apure, Arauca, Norte de Santander, es una unidad no sólo geográfica sino cultural que tiene cientos de años y eso no es improvisado. Lo que sucede aquí, la manera de percibir aquí, la manera de relacionarse, de sensibilizarse unos con otros, es distinta. Los que son apureños, los que son araucanos, o son tachirenses no dejan de ser ni araucanos, ni apureños, ni tachirenses, pero son distintos a los del resto del país.

Esa es una riqueza que hay que aprovechar, de interacción, que no es sólo comercial y que va mucho más allá y creo que en eso hemos sido tímidos, tanto los tachirenses, como los colombianos de esta frontera, en reafirmar esa entidad propia que no le quita nada al ser venezolano, o al ser colombiano, pero si le añade mucho a los dos. Y se entienden mucho mejor el país, su historia, lo que significa la integración, lo que significa ser pueblos hermanos, cuando se tiene esa vivencia que cuando no se tiene.

Padre: los jesuitas tienen el servicio en la frontera como apostolado. Sé de profesores suyos que van a Guasdualito, La Victoria, El Nula a preparar profesores de secundaria de esa zona fronteriza, para mejorar la academia. ¿Cuál es el propósito real?

Es el mismo: consolidar esos lazos humanos. Creo que un porcentaje altísimo de los problemas de la frontera, tiene que ver con la ausencia de humanidad y en este aspecto lo que más se ve es el tema de la violencia, y la ausencia del Estado que debe estar presente de una manera mucho más eficaz, y no sólo de la Fuerza Armada, sino de todas las instancias del Estado.

Para resolver un problema judicial, por ejemplo, el Tribunal más cercano lo tiene a cientos de kilómetros; uno de los elementos claves en ese proceso es la educación. Si logramos, a través de la educación, consolidar esas personas que se comprometen con su vida en la frontera.
Integración europea

Hay grandes proyectos, por ejemplo, en Europa se produjo un acuerdo en Boloña hace 10 años y a estas alturas del convenio, prácticamente todas las universidades han rehecho su currículo, de manera que un profesional que se graduó en Italia, pueda ejercer su profesión en cualquier país de la Comunidad Europea.

Y no solamente ejercer, sino que supone que por lo menos un tercio de su carrera la hace fuera del país donde estudia, de manera que si se va a graduar de economista, de ingeniero, de abogado o de médico y su universidad madre es La Sorbona de París, él debe hacer cuando menos tres semestres en otros países: uno en Inglaterra, otro en Italia y otro en España, con lo cual enriquece su manera de ver la profesión y de ver el mundo.

Nosotros también estamos, tímidamente, tratando de hacer algo en América Latina. La Compañía de Jesús tiene en América Latina 32 centros universitarios y creamos una red que se llama la Asociación de Universidades encomendadas a la Compañía de Jesús de América Latina, que a su vez está conectada con la red de universidades norteamericanas que son otras 30. Entonces queremos eso, caminar al paso que podamos para lograr esa combinación.

La carrera universitaria se convierte en una manera de ser ciudadano del mundo y ese es el objetivo.

Hay otro factor que tiene que ver con la no integración entre el área tachirense y el área de Norte de Santander; una integración económica y social y eso se ha complicado en los últimos años con las tensiones que se han suscitado entre los dos países. En este aspecto me manifiesto optimista y creo que el futuro va para allá.

Creo que tanto el futuro de las universidades venezolanas como colombianas nos va a llevar a que cada vez busquemos formas de una mejor ínter-actuación y que para los estudiantes sea una ventaja moverse de un país para otro.
Ramsés Díaz León - Corresponsal La Opinión San Cristóbal | 05 de junio de 2010
Material del Diario La Opinión; Cúcuta Colombia.
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